La primera vez que te vi, yo solo era un pequeño zorro perezoso que pasaba las tardes observando los pájaros de colores, escondidos entre aquellas nubes blancas y grises que cruzaban las colinas para luego romperse en las cimas de las montañas. Había perseguido liebres por los caminos de tierra, y había visto pisadas de jabalís en las que se quedaba dormida el agua de lluvia después de la tormenta. ¿Que más podía imaginar yo? Aquellas noches cortas, siempre a la espera de algo, siempre. Fue entonces cuando un olor sensacional estiró del olfato hasta los rincones del bosque que no conocía. Descubrí el color malva, y me perdí entre árboles con bombillas. La verdad, es que nunca había visto algo tan especial.
Escrito por: Paola Juárez Legaz.