Vago por
la senda, de la agonía, recordando lo mucho que me querías y como de pronto un día,
sin saber porque, ya no te tenía, te fuiste y no te despediste, ni un adiós ni
un hasta luego, solo cogiste tu maleta, la llenaste de recuerdos, tristeza y alegrías
y te marchaste para siempre. No entiendo, ¿Por qué la vida es tan cruel? Te
arrebata lo más valioso de tu vida, sin poder decir nada. Lo único que me ayuda
a seguir adelante, son tus palabras y los recuerdos de lo vivido junto a ti.
No hay despedida, que no sea amarga, pero si
se puede endulzar, recordando lo vivido, con aquello que el destino y la vida
te ha arrebatado.
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